102

REFLEXIONES

Agosto 10 de 2025 Domingo XIX Tiempo Ordinario Ciclo C

Lecturas del día

  • Sabidurίa 18, 6-9.
  • Salmo 32, 1 y 12. 18-19. 20 y 22.
  • Hebreos 11, 1-2. 8-19.
  • Lucas 12, 32-48.

Saludo fraterno, familia y amigos.

El camino de la fe, la fe en sí misma, es todo un universo en la vida del creyente e implica toda la existencia. Ningún aspecto de nuestra vida está por fuera de la realidad de la fe; la vida personal, familiar, comunitaria, social, todo es iluminado y transformado por la fe y su contenido, en la medida en que lo permitimos.

 

Desafortunadamente hemos recibido la fe, inicialmente y de manera marcada, como un cúmulo de conocimientos o conceptos a memorizar; pienso en toda la catequesis a los sacramentos en donde se enfatizaba aprender el credo, los mandamientos, etc. Esa dinámica no está mal, pero el problema es reducir la fe a solo eso. La fe tiene múltiples aspectos, dinámicas que debemos profundizar para llevarla a nuestra vida cotidiana y transformar nuestra existencia junto a la realidad y contexto en que vivamos.

 

Las lecturas de hoy nos muestran de manera central el tema de la fe, como una respuesta existencial a la llamada que Dios nos hace a la salvación que Él nos regala. La 2ª. lectura nos da una definición central: “La fe es el fundamento de lo que se espera y la prueba de lo que no se ve” (11,1). Ahora debo preguntarme: ¿Qué espero, qué no veo y tengo prueba de ello en la fe? Tenemos una respuesta básica en el credo, pero unido a ello tenemos la revelación bíblica y todo el contenido del magisterio, la enseñanza de la Iglesia. Por ello la tarea inmensa de conocer, reflexionar, profundizar el tema, el contenido, el camino de la fe.

 

La 1ª. lectura nos muestra una figura o prototipo de la salvación definitiva en Jesucristo. La 2ª. lectura, además, nos muestra ejemplos de la fe, todos ellos como una respuesta existencial, una respuesta viva a la llamada de Dios, confiando en Él, esperando solamente en Él, contra toda esperanza, como Abraham.

 

Dios nos conceda la gracia de crecer cada día en el camino de la fe, la gracia de ser asiduos a los medios para vernos fortalecidos en ella, la gracia de seguir adelante en medio de la vida, a pesar de la oscuridad que “veamos”, a pesar de los desiertos, a pesar del dolor, a pesar de lo que no comprendemos, seguir adelante, con nuestra fe puesta solo en Él, en su Palabra, en su presencia viva, en sus promesas. Si Dios destruyó el poder de la muerte y resucitó a su Hijo Jesucristo, entonces no debemos dudar. ¡Esa victoria es tambien para ti! ¡Cree! Amén.

* * * * * * * * * * * *

Miguel Angel Cortes

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas

Lucas 12, 32-48

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No temas, rebañito mío, porque tu Padre ha tenido a bien darte el Reino. Vendan sus bienes y den limosnas. Consíganse unas bolsas que no se destruyan y acumulen en el cielo un tesoro que no se acaba, allá donde no llega el ladrón, ni carcome la polilla. Porque donde está su tesoro, ahí estará su corazón.

Estén listos, con la túnica puesta y las lámparas encendidas. Sean semejantes a los criados que están esperando a que su señor regrese de la boda, para abrirle en cuanto llegue y toque. Dichosos aquellos a quienes su señor, al llegar, encuentre en vela. Yo les aseguro que se recogerá la túnica, los hará sentar a la mesa y él mismo les servirá. Y si llega a medianoche o a la madrugada y los encuentra en vela, dichosos ellos.

Fíjense en esto: Si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. Pues también ustedes estén preparados, porque a la hora en que menos lo piensen vendrá el Hijo del hombre”.

Entonces Pedro le preguntó a Jesús: “¿Dices esta parábola sólo por nosotros o por todos?” El Señor le respondió: “Supongan que un administrador, puesto por su amo al frente de la servidumbre, con el encargo de repartirles a su tiempo los alimentos, se porta con fidelidad y prudencia. Dichoso este siervo, si el amo, a su llegada, lo encuentra cumpliendo con su deber. Yo les aseguro que lo pondrá al frente de todo lo que tiene. Pero si este siervo piensa: ‘Mi amo tardará en llegar’ y empieza a maltratar a los criados y a las criadas, a comer, a beber y a embriagarse, el día menos pensado y a la hora más inesperada, llegará su amo y lo castigará severamente y le hará correr la misma suerte que a los hombres desleales.

El servidor que, conociendo la voluntad de su amo, no haya preparado ni hecho lo que debía, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, haya hecho algo digno de castigo, recibirá pocos.

Al que mucho se le da, se le exigirá mucho, y al que mucho se le confía, se le exigirá mucho más”.