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REFLEXIONES

Agosto 17 de 2025 Domingo XX Tiempo Ordinario Ciclo C

Lecturas del día

  • Jeremίas 38, 4-6. 8-10.
  • Salmo 39, 2. 3. 4. 18.
  • Hebreos 12, 1-4.
  • Lucas 12, 49-53.

Saludo fraterno, familia y amigos.

El camino de la fe será siempre un camino que tendrá obstáculos cada vez más grandes. Es en la medida que el creyente va creciendo en la fe y en la fidelidad a Dios cómo se va instaurando, poco a poco, en el corazón y la vida del hombre, el reino de Dios.

El amor, la verdad, la justicia, son incómodos al mundo; él se rige por antivalores como el egoísmo, el orgullo, la indiferencia, el individualismo, el poder, el materialismo, etc.

La 1ª. lectura nos presenta a Jeremías, que fiel al mensaje y a la misión que Dios le ha encomendado, sufre la persecución, quieren silenciarlo, incomoda con su forma de vivir y su predicación. Él es también figura del que había de venir: Jesús de Nazareth, el Salvador. 

Jesús ha venido a traer fuego a la tierra, y quiere que arda; es el fuego del amor, de la justicia, de la reconciación y la paz; el fuego del Reino de Dios y sus consecuencias para la vida y salvación de los hombres.

¿Por qué Jesús habla de división? ¿No es una contradicción acaso? De ninguna manera, pienso que Jesús nos está aclarando que el seguimiento de su Palabra, de su Reino, de su amor, es tan fuerte que llega a romper los lazos más profundos en el corazón del hombre, como lo son sus lazos familiares. La unidad y la paz no están aseguradas por convenios humanos sino por el seguimiento auténtico del Maestro.

Tenemos la tarea de llevar ese fuego en nuestra vida, procurar que los valores del Evangelio se vayan materializando en nuestra vida cotidiana, profundizar cada vez más nuestra fe, el seguimiento del Maestro y lo que ello implica en la predicación -con nuestra vida- del amor, la verdad, la justicia, la denuncia de todo aquello que está en contra de la voluntad de Dios. En algún momento experimentaremos persecución, como Jeremías, como Jesús, que lo mataron por su fidelidad al proyecto y amor de Dios Padre. Es el misterio también en nuestra vida de la pasión, muerte y resurrección del Maestro. Él nos ha asociado a su misterio pascual, venceremos solamente en Él. Jesús nos invita también a ser sus testigos, quizás corramos la misma suerte de Jeremías o la de Jesús mismo, pero es por lo que vale la pena realmente morir, por la verdad, por la justicia, por el amor. Morir por los antivalores del mundo no nos resucita, al contrario, nos conduce a la muerte eterna; morir por el Evangelio y su fuego es lo que nos llevará a la plenitud de la vida en la Resurrección. Amén.

a ti! ¡Cree! Amén.

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Miguel Angel Cortes

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas

Lucas 12, 49-53

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “He venido a traer fuego a la tierra, ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y cómo me angustio mientras llega!

¿Piensan acaso que he venido a traer paz a la tierra? De ningún modo. No he venido a traer la paz, sino la división. De aquí en adelante, de cinco que haya en una familia, estarán divididos tres contra dos y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra”.