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REFLEXIONES

Septiembre 14 de 2025 Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz

Lecturas del día

  • Números 21, 4-9.
  • Salmo 77, 1-2. 34-35. 36-37. 38.
  • Filipenses 2, 6-11.
  • Juan 3, 13-17.

Saludo fraterno, familia y amigos.

En algunas ocasiones escuché que nuestra fe celebra el dolor y el sufrimiento. Son conclusiones que quizás se hacen por un desconocimiento de lo que realmente significan fiestas como la que tenemos hoy. Esta fiesta no es una exaltación del dolor o del martirio en sí mismos, es una fiesta en la que realmente celebramos la esperanza. El viernes santo, por ejemplo, no es una apología del dolor, o un regocijarnos del sufrimiento y la muerte, no.

 

Lo que realmente celebramos es que Dios en la pasión y muerte de su Hijo Jesucristo en la cruz, le ha dado pleno sentido al sufrimiento, al dolor y a la muerte, presentes en la humanidad, en la vida de cada hombre. ¿Cómo puede ser que éstas realidades tan tristes para la humanidad tengan un sentido? ¿Qué sentido tiene que yo sufra o yo muera?

 

El sufrimiento en sí mismo no tiene sentido, sufrir por sufrir; la muerte en sí misma tampoco. Por ejemplo, es diferente que una persona sufra por la persecusión que le causa la honestidad en su trabajo, a una que sufra porque se embriagó y estrelló el carro contra el frente de su casa. Es diferente que un padre de familia haya muerto por defender a su esposa y tres hijos en un atraco, a un padre de familia que se tiró del piso 37.

 

El sentido definitivo, verdadero y profundo del sufrimiento, el dolor y la muerte, lo ha dado Dios en la realidad de la pasión,  muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo en la cruz. Dios asumió nuestra condición humana (2ª. lectura); ello incluye las realidades que nos traen dolor y desesperanza al corazón. Es precisamente la Resurrección del crucificado, la que ilumina y da sentido para siempre a estas circunstancias en la vida del hombre.

 

En ocasiones se piensa que no necesitamos estar implicados para ver, vivir, experimentar ese sentido y sus consecuencias en nuestra existencia; entonces debemos subrayarlo: Es necesario un camino de fe, es necesario un compromiso existencial con Dios, es necesaria una respuesta espiritual a través de la vivencia de la fe para comprender, asimilar, vivir y esperar en ese sentido que Dios nos ha regalado en la Cruz de su Hijo; la cual hoy exaltamos como signo de esperanza eterna para la humanidad.

 

Siempre que el hombre propone la muerte, por cualquier medio, forma o método, como solución a un “problema”, está manifestando que no hay esperanza; ni nada más allá de la muerte.

 

Danos Señor la gracia de conocer, orar, contemplar y vivir el misterio de tu pasión y muerte, para que comprometidos contigo en la vivencia de tu Palabra, experimentemos tu salvación en nuestra vida y lleguemos a contemplar tu gloria en la Resurrección. Amén.

 

N.B. Queda abierta la reflexión a la legítima defensa o la muerte del injusto agresor, el homicidio voluntario, el aborto, la eutanasia y el suicidio (CIC # 2259-2283).

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Miguel Angel Cortes

Lectura del Santo Evangelio según San Juan

Juan 3, 13-17

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: “Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo y está en el cielo. Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.

Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él”.