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REFLEXIONES

Octubre 19 de 2025 Domingo XXIX del Tiempo Ordinario Ciclo C

Lecturas del día

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  • Éxodo 17, 8-13.
  • Salmo 120, 1-2. 3-4. 5-6. 7-8.
  • 2 Timoteo 3, 14–4, 2.
  • Lucas 18, 1-8.

Saludo fraterno, familia y amigos.

A veces pensamos que la fe solo tiene que ver con una parte de nuestra vida, con algunos aspectos, momentos puntuales de la existencia, como si la fe fuera un faro de solo 45 grados. Quizás desconocemos u olvidamos que la fe ilumina, transforma, sublima cada momento, cada aspecto de nuestra vida y de nuestro paso por el mundo.

 

En alguna ocasión alguien me contaba que pensaba tenía fe pero que también sentía que era una fe superficial, no muy profunda, ni tampoco estaba muy convencido de las realidades mismas de la revelación; decía creer, pero no se sentía o no estaba comprometido, que es lo decisivo.

 

  • ¿Usted tiene Biblia? Le pregunté.
  • Oh siiii, tengo una de lujo que compré hace unos años, viene con unas fotos a todo color, carísssiiimma, y la puse en el mueble del comedor como parte de la decoración, la tengo abierta en el Salmo 91.
  • ¿Cada cuanto la lee?
  • La verdad no tengo tiempo y tiene una traducción antigua, que casi no entiendo, entonces no la volví a leer.
  • ¿Participa en la celebración Eucarística los domingos?
  • Oh siiiii, bueno, no voy todos los domingos pero voy los miércoles de ceniza y en Año Nuevo para que me vaya bien.

 

En ese momento abandoné las otras seis o siete preguntas que tenía en mente. Ahora entiendo, pensé. Este interlocutor había reducido la Biblia y el Salmo en cuestión, a un simple amuleto de buena suerte. Le recomendé que comprara una Biblia que no fuera “carísssiiimma”, con una traducción actualizada, -que las hay-, y que empezara por leer los evangelios. Un párrafo cada día, sin falta. Dios hará lo demás, siempre lo ha hecho.

 

La 2ª. lectura nos muestra claramente la centralidad, la pedagogía, las consecuencias de la Sagrada Escritura en la vida del creyente; la necesidad de una relación permanente con ella, pues así es como alimentamos y fortalecemos, por gracia de Dios, la fe, para llevarla a todos los aspectos y vivencias de nuestra vida.

 

Es en ella donde encontramos el modelo de toda oración, en ella alimentamos nuestra esperanza en Dios, que viene en nuestro auxilio, que nos guarda en nuestras batallas cotidianas, como lo oramos en el salmo de hoy. Es en la Biblia donde vamos conociendo a Dios más y más, su amor, su misericordia; es en ella donde aprendemos a esperar en su justicia que supera todo pensamiento humano (Evangelio de hoy). Es en la Biblia donde vamos fortaleciendo nuestra opción por la verdad, por la solidaridad, la justicia, la honradez, la bondad; en últimas, por los valores del Reino de Dios.  Es en la Biblia y en el camino de la fe donde reconocemos y vivenciamos que Dios escucha nuestras súplicas y que hace Justicia. “Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra? (Lucas 18,8). Amén.

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Miguel Angel Cortes

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas

Lucas 18, 1-8

 

En aquel tiempo, para enseñar a sus discípulos la necesidad de orar siempre y sin desfallecer, Jesús les propuso esta parábola:

“En cierta ciudad había un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Vivía en aquella misma ciudad una viuda que acudía a él con frecuencia para decirle: ‘Hazme justicia contra mi adversario’.

Por mucho tiempo, el juez no le hizo caso, pero después se dijo: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, sin embargo, por la insistencia de esta viuda, voy a hacerle justicia para que no me siga molestando’ “.

Dicho esto, Jesús comentó: “Si así pensaba el juez injusto, ¿creen acaso que Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, y que los hará esperar? Yo les digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿creen ustedes que encontrará fe sobre la tierra?”