REFLEXIONES
Enero 14 de 2024 Domingo II del Tiempo Ordinario (T.O.) Ciclo B
Saludo fraterno, familia y amigos.
Podemos pensar que la llamada que Dios hace a los hombres es algo extraordinario, algo fuera de lo común, algo de “no creer”. Podemos pensar que Dios llama para una tarea fuera de esta tierra o para una misión que no pertenece al orden temporal, para una misión que no tiene que ver con este mundo o con nuestras realidades cotidianas. Muchas veces son visiones o imaginarios que nos han quedado por historias sobreadornadas en torno a la fe y al seguimiento de Nuestro Señor.
Hoy podemos contemplar dos instancias o direcciones en torno a la llamada que Dios hace a cada hombre:
- En la primera lectura, es Dios quien llama y espera una respuesta abierta y sincera del hombre para acoger su Palabra y llevarla también a los demás. Samuel es llamado por Dios con la misión de llevar, anunciar su Palabra a su pueblo. Fue llamado por Dios a ser profeta.
- En el texto de San Juan, la iniciativa no está en Jesús, como en los otros Evangelios. En este texto son los discípulos de Juan quienes van tras Jesús. De hecho, es Jesús quien les pregunta: “¿Qué buscan?”, ellos van y “miran”, “ven”, y Jesús les dirá claramente las cosas, sin falsas promesas ni espejismos relativos al mundo. Después, será Andrés quien lleve a su hermano Simón a donde Jesús y escuchará su nuevo nombre en referencia a la misión que recibirá.
La llamada de Dios es exactamente la misma para cada uno de nosotros; nos llama, pero también necesitamos cada día, ponernos en camino, preguntarnos, escuchar, discernir, decidir, tomar posición, determinar; para que por esa llamada-misión, también nosotros por nuestra vida podamos ser profetas, testigos de Cristo en medio del mundo. No es algo mágico, no es algo que suceda de una manera automática, no. Conocer a Cristo y quedarnos con Él es un camino que una vez iniciado nunca tendrá fin, un camino en el cual nunca volveremos a ser los mismos, la mirada sobre las realidades de la vida no será igual, es un conocer que nos llevará paulatinamente a una transformación progresiva de todos los aspectos y dimensiones de nuestra vida. Es el anuncio profético, vinculante, consecuente, que hace San Pablo en la segunda lectura a la comunidad de Corinto.
Interesante volver a ver la película “Risen” (Resucitado – 2016), centrando nuestra mirada en el oficial romano que progresivamente tiene la experiencia del resucitado y las consecuencias prácticas que eso tiene en su vida hasta la decisión final que toma.
Así mismo, Jesús nos llama a todos, porque a todos nos ama. Nos invita a conocerlo, verlo, amarlo, seguirlo, permanecer con Él, vivir en Él, para también, transformados de manera progresiva y sin límites por esa experiencia, llevar esa misión profética en medio del mundo. Amén.
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Miguel Angel Cortes