REFLEXIONES

Abril 28 de 2024 V Domingo de Pascua Ciclo B

Saludo fraterno, familia y amigos.

Durante la cincuentena pascual leemos el texto de los Hechos de los Apóstoles, centrado en dos gigantes: San Pedro y San Pablo. Este libro es también la historia de la Iglesia naciente, pero no es una historia en sí misma, es la historia que surge de la experiencia de Jesucristo vivo y resucitado, experiencia que llevó a Saulo de Tarso a ser, ya no perseguidor, sino perseguido. Recordemos que Saulo era fanático de la ley, fanático de su fe, es decir, estaba dispuesto a matar a todo aquel que no creyera como él, a todo aquel que siguiera el nuevo camino, como nos lo dice la misma Escritura.  Pero Saulo, tuvo la experiencia del Resucitado, y eso le cambió su vida radicalmente, tanto, que aquellos de su mismo pueblo también deciden matarlo. Es el precio de anunciar verdaderamente a Jesús Resucitado, de anunciar la verdad, el amor, la justicia; llamado de Dios que nos recuerda San Juan. 

 

En la segunda lectura, el autor es muy claro; el mandamiento de Dios es:

  1. No amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad.
  2. Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo,
  3. y que nos amemos unos a otros como nos lo mandó.

 

Para vivir auténticamente el amor (no simplemente de palabra o de boca) sino con obras y según la verdad, es necesaria la gracia de Dios y ella solamente por un camino de fe. Por eso la llamada a creer en Jesucristo y a partir de esa experiencia de Jesús, vivo y resucitado, amar como nos lo mandó, hasta dar la vida por los demás.

 

Yo pienso que la corrupción en el mundo, el afán del dinero y del poder, tienen su base en el negarse a creer, negar que un día moriremos y que estaremos frente a ese juicio particular como hermosamente lo expreso san Juan de la Cruz: “al atardecer de la vida seremos juzgados en el amor”. Muchos se niegan a creer en la vida verdadera, en la vida en plenitud que Dios ha Regalado y quiere regalar a todos los hombres; muchos se niegan a creer en Dios, en su Hijo Jesucristo porque eso implica un compromiso por la verdad, la justicia, el amor, la honradez, el bien común.

 

Solamente en un camino espiritual, en un camino de fe, en un camino de gracia, estaremos Unidos a Jesús, la vid verdadera, y solamente así, daremos fruto abundante, como Dios quiere; solamente así podremos hacer el discernimiento para descubrir lo que significa el amor auténtico y dar frutos de ese amor y de justicia en nuestra vida. Amén.

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Miguel Angel Cortes