REFLEXIONES
Julio 14 de 2024 XV Domingo del Tiempo Ordinario (T.O.) Ciclo B
Saludo fraterno, familia y amigos.
Los textos de este domingo guardan relación o continuidad con las lecturas del domingo anterior; el profeta y la fe, que lleva a la misión del enviado.
En la primera lectura, la palabra que Amós anuncia de parte de Dios es incómoda y por ello Amasías le pide que se marche y que “viva” de ser profeta en su tierra y no allí, donde está anunciando el vacío del culto, el insulto de la riqueza a los pobres y la vanidad de la pomposidad.
El profeta responde que no es profeta por decisión propia, ni por casta familiar, sino porque Dios mismo lo llamó, lo sacó de su rebaño y de sus campos para enviarlo a anunciar su Palabra. Esta situación nos confirma que la vocación, el llamado de Dios no repara, o tiene que ver con antecedentes humanos, y una vez recibida la llamada, ésta, es irresistible; es decir, una vez hemos conocido el amor de Dios, su llamada a ser sus testigos y profetas en medio del mundo; seremos incapaces de decirle no.
Les invito para que leamos la segunda lectura, este hermosísimo himno cristológico, como una confesión comunitaria de la fe en Dios y su obra de salvación centrada en Cristo Jesús, al igual que la creación. Hagamos la lectura de este texto en presente, es decir, no pensando que se cumplirá después de nuestra muerte, no, es un texto para leer en presente, a partir del momento en que empezamos a vivir y desarrollar nuestra fe en Cristo Jesús, nuestro bautismo.
Al igual que el profeta Amós, nuestro Señor Jesucristo nos llama y nos envía a ser sus testigos, mensajeros, profetas en medio del mundo, anunciando la Buena Nueva del amor y la misericordia de Dios, llamando al arrepentimiento, expulsar demonios y curar enfermos. Evitemos ver estas dimensiones como algo cinematográfico, porque esto nos desvincula del Evangelio y nos deja en el lugar de espectadores; mirémoslo dentro de la simplicidad de la vida cotidiana; expulsar demonios: el odio, el egoísmo, la envidia, la maledicencia, el rencor, etc., curar enfermos que muchas veces necesitan una palabra de aliento para sentir que Dios camina con nosotros y nos sigue mostrando todo su amor en las bendiciones que nos ha concedido en su Hijo, Jesucristo.
Agradezcamos a Dios, unidos en ese himno Cristológico, por todas las bendiciones que nos ha regalado y pidámosle que nos ayude en la misión a la cual Él nos envía. Amén.
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Miguel Angel Cortes