REFLEXIONES
Agosto 25 de 2024 XXI Domingo del Tiempo Ordinario (T.O.) Ciclo B
Saludo fraterno, familia y amigos.
La primera lectura nos da una ruta de reflexión profunda para este domingo; ella contiene variados aspectos de la fe que podemos desarrollar para llegar al diálogo del Evangelio y culminando en una muy concreta consecuencia en la segunda lectura.
Josué convocó a todo el pueblo, incluídas sus autoridades religiosas, para hacerles una pregunta muy clara y llevarlos a tomar una decisión puntual. El texto nos dice que “Cuando todos estuvieron en presencia del Señor…”; circunstancia descrita sin fenómenos extraordinarios o fuera de lo normal, no, es el pueblo reunido, sin más. Están en presencia de Dios. La pregunta es categórica: “digan aquí y ahora a quién quieren servir…” y Josué nombra los dioses ante los cuales el pueblo se postró y fue infiel a la Alianza, en últimas, infiel al amor que Dios les había manifestado tantas veces.
¿Cuál es el fundamento, la razón por la cual el pueblo dió su respuesta? La historia que ha vivido. El pueblo reconoce en la fe que es Dios quien les dio la libertad en Egipto, sacándolos, rescatándolos de la esclavitud; quien los protegió en su peregrinar y en medio de los pueblos por los que tuvieron que pasar. Es el Dios que ha estado en su historia y obrado maravillas de salvación en su peregrinar.
En el final conclusivo del capitulo 6 del Evangelio de San Juan, las palabras de Jesús son tan claras que para algunos resultan escandalosas y lo abandonan. Al parecer solo quedan los Doce, a los cuales Jesús les pregunta también de manera directa: “¿También ustedes quieren marcharse?”. La respuesta de Pedro es la de los Apóstoles, pero también la de cada creyente: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”. Aquí subrayamos los dos verbos: Creemos y sabemos.
En el peregrinar de la vida, al igual que el pueblo de Israel, se nos presentan muchos ídolos y dioses ante los cuales muchas veces somos infieles a Dios, cada uno tenemos la tarea de discernirlos en ese caminar para reconocer y reafirmar nuestra “decisión” por la fe, por Dios, por el Evangelio, su Palabra, por Jesucristo, por su Espíritu, por su Vida; plena y verdadera. ¡Qué sería de nuestra vida sin la infinita misericordia de Dios!
A veces los ídolos del egoísmo, la envidia, la rabia, el rencor, el materialismo, el ateísmo, maledicencias, maltratos, afanes de popularidad, intereses personales que aplastan a otros, el odio, la pereza, la indiferencia ante los demás, ante el mundo; victimizarme, el afán de poder, el dinero fácil, la corrupción, el vender al otro y tantos más, nos llevan a abandonar a Jesús, abandonar su Palabra, en últimas, su Espíritu y su Vida; plena y verdadera.
Pidamos a Dios la gracia de:
- Reconocer su permanente presencia salvadora en nuestra historia,
- Renovar siempre nuestra fe y nuestro conocimiento de Él, de su Hijo Jesucristo,
- Confirmar siempre nuestra decisión por la fe y llevarla a la existencia cotidiana con todo lo que ello implica
- Vivir el amor en el día a día, especialmente en la vida de pareja (2ª. lectura);
porque cuando NO se dan los tres primeros puntos y dejamos morir el amor, la pareja deja de serlo y llegan a ser dos desconocidos. La realidad del matrimonio, de la pareja creada por Dios –hombre y mujer,– sólo se entiende verdaderamente desde un camino de fe y de recta intención. Amén.
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Miguel Angel Cortes