REFLEXIONES
Septiembre 01 de 2024 XXII Domingo del Tiempo Ordinario (T.O.) Ciclo B
Saludo fraterno, familia y amigos.
Son muchas las tentaciones las que vive el ser humano en su paso por este mundo, el espectro es bastante amplio, pero ni siquiera una tentación viene de Dios, porque “Todo beneficio y todo don perfecto viene de lo alto, del creador de la luz, en quien no hay ni cambios ni sombras” (2ª. Lectura); de Dios no sale algo negativo, ni nada malo. No sería Dios.
En ocasiones hemos escuchado la pregunta de algunos creyentes: “Pero, ¿dónde está Dios?”; pregunta que surge ante una circunstancia no planeada que aparece en la vida, ante un hecho que nos parece absurdo, ante una enfermedad terminal, etc. La primera lectura de hoy nos ayuda a responder esta pregunta y a comprender la presencia de Dios en nuestra historia: “¿hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está el Señor Dios de nosotros siempre que lo invocamos?”
¡Dios se ha hecho tan presente en nuestra vida, en nuestra historia! Nos ha revelado no solamente su Palabra y sus mandatos sino que además se hizo uno de nosotros en su Hijo Jesucristo. Ahora bien, se invita al pueblo y a cada creyente: “…escucha los mandatos y preceptos que te enseño, para que los pongas en práctica y puedas así vivir y entrar a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de tus padres, te va a dar” (1ª. Lectura). Estas palabras indican más allá de la vida natural, de una tierra, un país; la salvación que Dios quiere para nuestra vida cotidiana en camino hacia la plenitud, más allá de este mundo que pasa.
En la época de Jesús como hoy día, aparece la tentación del ritualismo, de “practicar” la fe como se ha hecho siempre, proponer “rituales” con la tentación del hacer cosas porque “nos vea la gente”, por un contexto social, por cumplir, porque toca hacerlo, cosas externas que realmente no son una relación personal y existencial con Jesucristo.
En el Evangelio, Jesús nos anuncia que la pureza o la impureza no provienen de fuera del hombre, o de cosas “impuras”, sino de dentro, de su corazón, de su voluntad; es allí donde se da esa condición de estar “apto” o no para dar culto a Dios, que era un poco el concepto de la pureza y la impureza en el Antiguo Testamento. Conceptos que solo habían generado marginación en la comunidad.
¿Cómo hacer este peregrinar, este recorrido en el seguimiento de su Hijo Jesucristo? Debemos siempre reflexionar y discernir lo esencial y lo que es realmente la voluntad de Dios en esa vivencia de su Palabra, de su vida, de su salvacion: “La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre, consiste en visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y en guardarse de este mundo corrompido”. Para Santiago lo decisivo son las obras, como consecuencia, como respuesta al amor y a la salvación que Dios brinda al hombre; no son ritos vacíos como lo llama Jesús, sino el vivir realmente el amor, especialmente en los pobres y desposeídos, como lo eran en su época, los huérfanos y la viudas. Es además no contaminarnos, no mancharnos, con la corrupción de este mundo y lo que ello implica.
Pidamos a Dios su gracia para comprender más profundamente su Palabra, su Voluntad, su Evangelio, su Hijo Jesucristo y que cada día nos comprometamos más con la búsqueda de su Reino y su justicia en actos concretos de caridad, más allá de practicar ritos que muchas veces están vacíos y que son tradiciones humanas pero no voluntad de Dios. Amén.
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Miguel Angel Cortes