REFLEXIONES
Octubre 06 de 2024 XXVII Domingo del Tiempo Ordinario (T.O.) Ciclo B
Saludo fraterno, familia y amigos.
La Palabra de Dios siempre nos sorprende y nos regala muchos elementos para crecer, discernir y fortalecer nuestra vida espiritual y de fe. Hoy aparecen elementos como la soledad, el dominio del hombre sobre la creación, la mujer en igualdad de dignidad que el hombre, su misma carne, la salvación obrada en Cristo por la humanidad: sus hermanos; la dureza del corazón del hombre ante el plan original de Dios en torno a la familia, la pareja; la actitud de los niños y el Reino de Dios.
A Jesús le hacen una pregunta-trampa en torno al divorcio; quieren enfrentarlo a la Ley Mosaica, tan importante para el pueblo de Israel. Sin embargo, Jesús no enfrenta los textos de la Sagrada Escritura, como lo pretenden sus instigadores. El repudio era expresión de poder y de dominación sobre la mujer y con la cual se legitimaban las situaciones de divorcio en medio del pueblo.
Jesús, tan fiel a su estilo, a su amor y a sus respuestas, retoma el plan original de Dios y resalta que las situaciones surgidas por la dureza del corazón del hombre no están en el plan original de Dios Padre. La respuesta de Jesús, anunciando el amor y la misericordia de Dios, no es algo relacionado con la casuística ni las normas; es cuestión de rehacer el corazón del hombre, es un llamado a la conversión, dejarnos guiar por la misericordia y voluntad de Dios y no por la dureza de nuestro corazón.
Sabemos de las intensas campañas en todo el mundo por atacar la institución familiar, por desfigurar la creación del hombre-mujer, varón-varona, por Dios para la complementariedad, llevándola por los caminos del odio y el egoísmo.
Jesús es la fuente eterna de la santificación y la humanización del hombre, nos llama al camino de la unidad, la ayuda mutua, la complementariedad, el servicio a cambio del repudio, el amor a cambio del odio y el orgullo. Pidámosle su gracia para que fortalecidos por su Palabra podamos aceptar más profundamente sus caminos y esa llamada que nos hace al proyecto original para el hombre, la pareja, la familia y la sociedad. Amén.
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Miguel Angel Cortes
Lectura del Santo Evangelio según San Marcos
Mc 10, 2-16
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: “¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su esposa?”
Él les respondió: “¿Qué les prescribió Moisés?” Ellos contestaron: “Moisés nos permitió el divorcio mediante la entrega de un acta de divorcio a la esposa”. Jesús les dijo: “Moisés prescribió esto, debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio, al crearlos, Dios los hizo hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su esposa y serán los dos una sola cosa. De modo que ya no son dos, sino una sola cosa. Por eso, lo que Dios unió, que no lo separe el hombre”.
Ya en casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre el asunto. Jesús les dijo: “Si uno se divorcia de su esposa y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio”.
Después de esto, la gente le llevó a Jesús unos niños para que los tocara, pero los discípulos trataban de impedirlo.
Al ver aquello, Jesús se disgustó y les dijo: “Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios es de los que son como ellos. Les aseguro que el que no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él”.
Después tomó en brazos a los niños y los bendijo imponiéndoles las manos.