REFLEXIONES
Noviembre 17 de 2024 XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario (T.O.) Ciclo B
Saludo fraterno, familia y amigos.
Nos acercamos al final del año litúrgico y las lecturas nos presentan relatos de carácter apocalíptico, del final de los tiempos, de la historia, del final de la vida. En ocasiones estos textos se han utilizado para infundir miedo y forzar un “volver” a Dios, restando así autenticidad al seguimiento del Maestro.
Debemos tener presentes algunos elementos que hacen parte de la realidad de la vida del hombre: la presencia del bien y del mal, el amor y el odio, la luz y la tiniebla, la verdad y la mentira, la honradez y la falsedad, la rectitud y la corrupción, la virtud y el pecado, ser un creyente que se esfuerza por vivir la fe o ser indiferente a ella, o ser incluso un ateo. Cada hombre vamos tomando decisiones por lo uno o por lo otro, diariamente, al final se nos dará en plenitud por lo que hemos optado, día a día, en nuestro paso por este mundo.
Tanto en la primera lectura como en el Evangelio encontramos elementos que nos ayudan a componer la escena:
- Un tiempo de angustia por signos del final de todo.
- Los elegidos; no por capricho alguno, sino los que eligieron seguir a Dios, su pueblo.
- Los sabios, los que enseñaron la justicia, los discípulos del Maestro.
- La vida eterna o el castigo eterno; según por lo que hallamos optado.
Me pareció muy hermoso lo que escribía un biblista alguna vez haciendo referencia a la muerte: Un cristiano, realmente no le tiene miedo a la muerte, por una razón: Aquél a quien siguió cada día de su vida, es a quien va a encontrar en plenitud, luego que atraviese el umbral de la muerte; todo aquello por lo que luchó: el amor, la justicia, la verdad, la bondad, el dar la vida, el compartir, etc., será aquello que va a encontrar en plenitud.
Es entonces cuando concluimos que la realidad de la muerte, si bien puede tener sentimientos o momentos de angustia, es una realidad para la que nos debemos preparar, ir al encuentro de quien hemos buscado cada día de nuestra existencia. Es también ir confiados, sin angustias, de la mano del Maestro, Vivo y Resucitado; al encuentro del amor pleno de Dios por nosotros. Allí, frente a Él, ya no habrá preguntas, porque Él será la respuesta absolutamente desbordante, clara, plena de amor, a las inquietudes más profundas de nuestro corazón.
Los elementos que nos regala nuestro Dios y Señor Jesucristo en el camino de la fe, nos ayuden a perseverar en el camino correcto en nuestro paso por el mundo. La oración con la Palabra de Dios, los sacramentos, el compromiso, las actitudes y decisiones cotidianas por Él nos fortalezcan en la construcción de su reino y un día podamos contemplar todo ello en plenitud. Se hace necesaria nuestra respuesta consciente, diaria y concreta. Amén.
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Miguel Angel Cortes
Lectura del Santo Evangelio según San Marcos
Mc 13, 24-32
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
“Cuando lleguen aquellos días, después de la gran tribulación, la luz del sol se apagará, no brillará la luna, caerán del cielo las estrellas y el universo entero se conmoverá. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad. Y él enviará a sus ángeles a congregar a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales y desde lo más profundo de la tierra a lo más alto del cielo.
Entiendan esto con el ejemplo de la higuera. Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las hojas, ustedes saben que el verano está cerca. Así también, cuando vean ustedes que suceden estas cosas, sepan que el fin ya está cerca, ya está a la puerta. En verdad que no pasará esta generación sin que todo esto se cumpla. Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis palabras no dejarán de cumplirse. Nadie conoce el día ni la hora. Ni los ángeles del cielo ni el Hijo; solamente el Padre’’.