REFLEXIONES
Enero 12 de 2025 Fiesta del Bautismo del Señor
Saludo fraterno, familia y amigos.
Pienso que el tema del Bautismo es tan amplio como el misterio de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo y lo que implica para la vida del creyente y del universo; así mismo el amplio horizonte con el tema de la fe. Tenemos así un trípode: Bautismo – Resurrección – Fe.
Desafortunadamente hemos pensado que la fe viene solamente como un regalo de Dios a partir de los sacramentos y hemos dejado de lado la aceptación por parte del hombre, su respuesta activa y positiva en el camino y vivencia de la fe. La fe infortunadamente ha pasado a ser una realidad bastante pasiva en nuestra vida de creyentes, cayendo casi en un esperar que porque creemos en Dios, Él debe hacerlo o solucionarlo todo.
San Pablo me parece muy claro: “Ahora bien, ¿Cómo van a invocar a aquel en quien no creen? ¿Y cómo van a creer en él, si no les ha sido anunciado? ¿Y cómo va a ser anunciado, si nadie es enviado?” (Romanos 10, 14-15a). La fe viene por la predicación, es decir, por la escucha de la Palabra; es cierto que la fe es uno de los regalos de Dios en el bautismo, pero si la fe no se alimenta, con la Palabra de Dios y la oración, comienza a languidecer, se va apagando.
Hay una proclamación, un anuncio de la Palabra que suscita la fe; la respuesta externa, visible, sacramental a la fe se da en el bautismo como aceptación de Jesús en la vida y como respuesta a su regalo de salvación en un camino de fe. Como consecuencia de ello, pero también como cumplimiento del anuncio de Juan el Bautista y la promesa de Jesús, se da la efusión del Espíritu Santo, como núcleo de la vida cristiana.
El Bautismo, es un acontecimiento trinitario que produce tres efectos:
- Nos hace “hijos de Dios” a través de Cristo, que es el único Hijo verdadero.
- Nos hace “revestirnos” de Él; expresión que nos indica el asimilarlo de tal manera que lo sepamos re-expresar en nuestras acciones diarias.
- Suprime todas las diferencias de raza, cultura, sexo, para hacer de todos los bautizados un “solo ser” nuevo en Cristo, eliminando toda marginación.
Concluyamos:
Por la Palabra de Dios viene la fe, y cuando el hombre, celebrando sacramental y existencialmente, responde en un camino de fe, obediencia, busqueda de justicia y buena voluntad, Dios no lo discrimina, sino que acepta a todo aquel que le obedece y practica la justicia, sea de la nación que sea (2ª. lectura).
Dios nos conceda la gracia de crecer como sus hijos en su Hijo Jesucristo y manifestarlo con nuestra vida. Somos llamados a trabajar, con la respuesta de cada persona a sus circunstancias particulares, por la disminución progresiva de las marginaciones en la sociedad, en el mundo. Amén.
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Miguel Angel Cortes
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas
Lucas 3, 15-16. 21-22
En aquel tiempo, como el pueblo estaba en expectación y todos pensaban que quizá Juan el Bautista era el Mesías, Juan los sacó de dudas, diciéndoles: “Es cierto que yo bautizo con agua, pero ya viene otro más poderoso que yo, a quien no merezco desatarle las correas de sus sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego”.
Sucedió que entre la gente que se bautizaba, también Jesús fue bautizado. Mientras éste oraba, se abrió el cielo y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma sensible, como de una paloma, y del cielo llegó una voz que decía: “Tú eres mi Hijo, el predilecto; en ti me complazco”.