REFLEXIONES
Marzo 02 de 2025 VIII Domingo del Tiempo Ordinario (T.O.) Ciclo C
Saludo fraterno, familia y amigos.
Muy seguramente hemos escuchado frases que parecen demasiado duras, realistas o incluso pesimistas sobre la humanidad, como por ejemplo:
En la muerte de los papás se conocen realmente los hermanos; en un divorcio se conoce realmente quién era tu pareja; en pelea de comadres se conocen las verdades; etc. Son frases que en un primer momento las miramos desde una perspectiva negativa pero el resultado puede ser positivo. ¿Puede ser positivo acaso? Sí.
El ser humano tiene una dimensión interior, una vida interna, oculta a la curiosidad de los demás, un recinto interior al cual solamente tiene acceso el hombre mismo y Dios, cuando el hombre se abre a la fe, a su Palabra, a su voluntad. Dios respeta siempre la libertad que Él mismo nos ha regalado.
Tanto la primera lectura como Jesús en el Evangelio, nos presentan esa visión del interior del hombre, su vida espiritual, la cual estamos llamados a trabajar más y más, cada día, guiados por Dios, por su Palabra, en orden a la acción, la vivencia del amor, más allá de los conocimientos o la ciencia que adquiramos. Jesús nos da una norma muy clara: “Cada árbol se conoce por su fruto” (v. 44); en otro texto, “por sus frutos los conocerán”. Es construir la espiritualidad, el interior del hombre en esa relación consigo mismo, con la familia, con la comunidad, con su trabajo, con la sociedad. Si bien es cierto que solo Dios juzga las intenciones del corazón, Jesús nos dice que por nuestras obras nos conocerán.
Es en el caminar diario, en nuestras obras donde se manifiesta lo que llevamos en el corazón, como sabiamente lo concluye Jesús en su Palabra: “lo que rebosa del corazón, lo habla la boca” (v. 45); y las acciones manifiestan la riqueza o pobreza del corazón. Y las pequeñas acciones, sean buenas o malas, pueden tener dimensiones gigantescas de bondad o maldad en el crecimiento del ser humano. Quizás hemos escuchado historias de cómo una persona arruinó su vida al ganarse la lotería o vivió bendecida porque sus pequeñas acciones en la administración en lo poco, su vida y su dinero, las continuó en la administración de lo mucho; una familia que se destruyó por demandar o exigir una herencia; algunos gobernantes que lo único que les importa es su interés egoísta y no el bienestar de todos.
Pidamos a Jesús el don de trabajar más y más “Las moradas o castillo interior”, como la obra de Santa Teresa de Jesús; crecer en nuestra vida espiritual, la interioridad, las buenas y rectas intenciones, mejorar en todas las dimensiones de nuestra vida, la familia, el trabajo, etc.; de esta manera estaremos caminando hacia esa triunfal conclusión de la segunda lectura, la resurrección del creyente en la resurrección de Cristo; ese es nuestro horizonte, nuestra esperanza!
Amén.
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Miguel Angel Cortes
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas
Lucas 6, 39-45
En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos este ejemplo: “¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo? El discípulo no es superior a su maestro; pero cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.
¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo te atreves a decirle a tu hermano: ‘Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo’, si no adviertes la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga que llevas en tu ojo y entonces podrás ver, para sacar la paja del ojo de tu hermano.
No hay árbol bueno que produzca frutos malos, ni árbol malo que produzca frutos buenos. Cada árbol se conoce por sus frutos. No se recogen higos de las zarzas, ni se cortan uvas de los espinos. El hombre bueno dice cosas buenas, porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas, porque el mal está en su corazón, pues la boca habla de lo que está lleno el corazón”.