REFLEXIONES

Noviembre 05 de 2023 Domingo XXXI del Tiempo Ordinario (T.O.) Ciclo A.

Saludo fraterno, familia y amigos.

 

Como seres humanos y como creyentes tendremos siempre grandes tentaciones que al caer en ellas podemos correr el riesgo de desfigurar la vivencia de la fe y presentar un camino distorsionado del seguimiento de Cristo.

 

En este texto del Evangelio Jesús mismo nos alerta sobre estas situaciones denunciando:

  • La incoherencia de vida de quienes son autoridad o ejercen la enseñanza en la comunidad.
  • La vivencia de un legalismo opresor olvidando la respuesta viva, existencial del creyente a la llamada de Cristo a su Reino.
  • El exhibicionismo religioso cayendo en el hacer las cosas para ser vistos, pero sin una sincera intención en la respuesta de fe a Dios.
  • La vanidad y la búsqueda de honores olvidando que lo esencial, lo realmente importante en la comunidad de los creyentes es la fraternidad.

Debemos pensar además hermanos que estas situaciones pueden ser también de un bautizado que tiene autoridad sobre los hijos, que está llamado a enseñar también la fe en la Iglesia doméstica, cualquiera de nosotros llamados a ser también discípulos y misioneros en medio del mundo. Siempre les decía a los padres y padrinos que podemos ser esos escribas y fariseos que imponemos cargas que no estamos dispuestos a llevar. Muchas veces pregunté a los papás si consideraban que llevaban realmente un compromiso con Cristo. Les decía que no impongamos a los niños una carga que no estamos dispuestos a cargar. Muchos padres quieren hijos piadosos, que lleven una vida espiritual, una vida cristiana, pero ellos mismos no la llevan, no quieren un compromiso con Dios, con su pareja, con su proyecto familia; evitan formación en el campo de la fe, la catequesis, porque eso implica compromiso y se cae tristemente en una visión de la fe como algo ritualista, como si la vida se transformara de manera mágica por una vivencia legal o ritual.

 

Estoy llamado a crecer en la autenticidad, la coherencia, el anunciar la fe como el camino en donde Dios se nos manifiesta como el amor verdadero para nuestro corazón. Llamados a anunciar que nuestra respuesta al Señor está en la vivencia del amor, amor que en el Evangelio es servicio, dar la vida por los demás. Es una respuesta vivencial, existencial, pero también una respuesta que antes de darla, Jesús ya nos ha regalado su vida, nos ha regalado la libertad, su amor, su compañía para siempre. ¿Qué difícil es superar esto verdad? ¡Qué difícil superar las tentaciones de la vanagloria, de buscar puestos de honor! ¡Que fácil imponer cargas a otros! ¡Que tentación más grande de hacer cosas para que nos vean los demás, de buscar títulos y puestos de honor!

 

Que difícil vivir el amor sin limitarnos por las leyes y reglas que un día nos orientaron, nos ayudaron a crecer, pero que ahora estamos llamados a superar para que no nos limitemos a nosotros mismos en la confianza en Dios y el amor a los demás. Que difícil vivir a Cristo en nuestra cotidianidad, sin prejuicios; que difícil vivir el amor poniendo nuestra esperanza sólo en Él. 

 

Pidámosle a nuestro Dios y Señor que nos fortalezca con su gracia para que podamos crecer verdaderamente en sus caminos de su Reino, sin vanaglorias, buscando amar y servir. Amén.

 

Miguel Angel Cortes