REFLEXIONES

Mayo 11 de 2025 IV Domingo de Pascua Ciclo C

Lecturas del día

  • Hechos 13, 14. 43-52
  • Salmo 99, 2. 3. 5
  • Apocalipsis 7, 9. 14b-17
  • Juan 10, 27-30

Saludo fraterno, familia y amigos.

El IV domingo de pascua celebramos el día del Buen Pastor. ¡Son tantos los elementos que hacen parte de esta realidad y signo en medio de la fe y de la Iglesia! La imagen del pastor y su labor atraviesa también, como otros tantos elementos, toda la revelación bíblica. Dios en su Hijo Jesucristo es el buen pastor por excelencia, el modelo de pastor a seguir por cada creyente, por cada hombre.

 

No alcanzamos a abarcar, descubrir, describir ni experimentar todas las maneras ni caminos por los cuales Dios pastorea la humanidad, objeto de su amor y su misericordia.

 

Dios ha realizado su designio salvador por todos los hombres de todos los tiempos en su Hijo Jesucristo, pero este designio ha tenido barreras, obstáculos, negativas, persecuciones. Ante estas circunstancias, la salvación lejos de detenerse sigue adelante como nos lo muestra la 1ª. lectura; ante la envidia, contradicciones, injurias, resistencias, persecución y exilio, se abren nuevos horizontes hacia los cuales se redirige la salvación de Dios, no solamente hacia el futuro sino hacia los demás pueblos de la tierra, pues todos los hombres somos objeto del amor de Dios para siempre.

 

Como lo hemos compartido, la vivencia comprometida y consciente de la Palabra de Dios, del Evangelio, provoca persecución, incluso la muerte. Todos los hombres somos llamados al camino de la fe y por ella a una adhesión progresiva y plena a Dios por la cual se nos comunica la vida en plenitud que salta hasta la eternidad. Es la imagen que nos presenta el libro del Apocalipsis en la 2ª. lectura, una multitud incontable que viene de la gran tribulación, que han hecho un camino de fe, que han “han lavado y blanqueado sus mantos en la sangre del Cordero”. Ellos ahora reciben en plenitud las promesas de Dios en las cuales creyeron.

 

Jesús es la presencia del Padre en nuestra vida, es la voz de Dios para nuestra existencia, Él nos transforma, nos santifica, nos protege, nos salva para siempre. Nos invita también a ser buenos pastores en medio de nuestra vida. Son hermosas las imágenes de lo que Jesús hace cuando se encuentra con una muchedumbre, siente compasión, los pastorea. Así también nosotros, llamados a ser buenos pastores en Jesucristo.

 

¡Tantas veces nos sumergimos por horas en redes sociales!; los valores que el mundo pretende imponer, una sociedad de consumo, materialista; muchas veces el afán de popularidad, intereses egoístas, la tentación del poder, han hecho que perdamos de vista lo que significa ser hombres, humanos, creyentes, FAMILIA CRISTIANA, hijos de Dios, discípulos del Maestro; testigos, enviados, misioneros para el mundo. Es fácil que perdamos de vista el ser humanos, el compadecernos, el brindar alivio al que sufre, el ser buen samaritano. Es allí, en esas realidades, empezando por el hogar, donde somos llamados a ser buenos pastores, según el modelo que es Cristo, según su corazón, a ejemplo de su amor.

 

Uno de los elementos que vemos en el Evangelio cuando Jesús veía y se encontraba con una muchedumbre es el hecho de que Él se sentaba y se ponía a enseñarles muchas cosas. Es necesario acompañar, enseñar, apoyar, potencializar, discernir, en un camino hacia la plenitud de lo que significa ser humano, persona, creyente, hijo de Dios. Amén. 

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Miguel Angel Cortes 

Lectura del Santo Evangelio según San Juan

Juan 10, 27-30

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás; nadie las arrebatará de mi mano. Me las ha dado mi Padre, y él es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre y yo somos uno”.