Una muy breve forma de presentar una imagen del hombre a la luz de la revelación bíblica es que el hombre ha sido creado por Dios, ha caído en el pecado, redimido por Dios mismo en su Hijo Jesucristo y santificado por el Espíritu. Creemos en Dios Padre Creador, Dios Hijo Redentor y Dios Espíritu Santificador. Son elementos esenciales a nuestra fe trinitaria, presentes en la lecturas de este domingo:

1. La sabiduría presente en la obra del Creador (1ª. lectura).
2. El salmo, un hermoso canto a la cúspide de la obra creadora: el hombre.
3. La salvación obrada por Cristo que nos ha obtenido la justificación, es decir, las condiciones para vivir en santidad (2ª. lectura).
4. El don del Espíritu para nuestra santificación y que nos conduce hacia la verdad plena (Evangelio).

Como creyentes necesitamos, y es además nuestro deber y tarea, profundizar más y más en los elementos que hacen parte de nuestra fe, del seguimiento de Cristo, de lo que significa su Palabra, su Reino, su salvación y la tarea por instaurarla más y más en el mundo. ¿Cómo se iluminan las tribulaciones, dificultades, problemas, “fracasos” en nuestra vida a través de la Palabra, del Evangelio, de la salvación? ¿Cómo se transforman estas realidades en redención cotidiana para cada creyente?, o mejor, ¿cómo actúa y/o se desarrolla la salvación en medio de esas realidades que vivimos?

Nuestra fe en la Santísima Trinidad es salvación que está presente ya en nuestra vida, está operando en nuestra historia, si se lo permitimos en un camino de fe y de respuesta a Dios. Vivimos tribulaciones, preocupaciones, sufrimientos, aflicciones; todo ello ha sido redimido por Cristo y nos ha regalado los dones necesarios para que puesta nuestra esperanza en la victoria final, atravesemos ese valle siendo testigos de su salvación en el mundo.

La fe no es algo inútil, alejado de la realidad o de la vida del hombre; al contrario, es la tarea regalada por Dios para que haciendo el camino, veamos transformada toda realidad de dolor en una alegría que nadie nos podrá arrebatar. Es necesario el fortalecimiento de la fe con los medios que también, Dios mismo nos ha regalado. Es necesaria una respuesta libre, con un corazón abierto al anuncio de la Buena Nueva de su amor para siempre. Amén.

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Miguel Angel Cortes