REFLEXIONES
Junio 22 de 2025 Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo Ciclo C
Lecturas del día
- Génesis 14, 18-20.
- Sal 109, 1.2. 3.4.
- 1 Corintios 11, 23-26.
- Lucas 9, 11-17.
Saludo fraterno, familia y amigos.
El compartir la mesa y el alimento, tiene en el contexto bíblico y semita un profundo significado, que nos haría bien profundizar, para tratar de comprender más a fondo todo lo subyace al concepto de la comunión en todo el contexto de la fe y su celebración.
Compartir la mesa significa también compartir la vida, los bienes, si se quiere, un destino. Compartir la mesa era hacerse uno solo. Es por eso que en los Evangelios vemos las críticas de parte de los fariseos porque Jesús compartía la mesa (y el alimento) con publicanos y pecadores; era un volverse pecado con ellos, era contaminarse, quedar impuro para Dios y el culto a Él.
En el Evangelio, los Doce le dicen a Jesús que despida la gente, para que vayan a buscar alojamiento y comida, porque estaban en un lugar solitario; pero reciben la indicación de Jesús: “Denles ustedes de comer” (9,13). La respuesta es una ofrenda que parece insignificante ante la escena de la multitud que se tiene en frente: “No tenemos más que cinco panes y dos peces”.
El resto fue intervención del Maestro: ordenar que se sentaran en grupos de cincuenta, pronunciar la bendición, los partió y los dió a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron hasta saciarse y recogieron lo que sobro: Doce canastas.
Dios nos invita a su mesa, nos da su alimento, nos comparte sus dones, su vida, su salvación. El número doce como signo de totalidad; la salvación es para todos y aún así sobra en plenitud. El alimento que Dios nos brinda es comida verdadera, su Hijo, que se hace uno con nosotros, pan de Vida, alimento que verdaderamente nutre; su sangre, derramada por nuestra salvación.
¡Son tantos los aspectos que están implícitos y subyacen en el misterio de la Eucaristía; Cuerpo y Sangre de Cristo! Pero la celebración no es solamente un recuerdo, es una actualización de la salvación de Jesucristo en nuestra propia historia y nos invita a que también amemos, sirvamos, demos la vida, como Él nos los enseñó y que lo “hagamos en su memoria”.
Profundizar en esta solemnidad nos ayude a comprometernos más y más en la vivencia del Evangelio, de la vida cristiana, para que así el sacramento tenga un verdadero significado, existencial, en la vida de creyentes; sin pensar que el signo actúa por sí mismo, sin ningún compromiso de nuestra parte. Amén.
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Miguel Angel Cortes
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas
Lucas 9, 11-17
En aquel tiempo, Jesús habló del Reino de Dios a la multitud y curó a los enfermos.
Cuando caía la tarde, los doce apóstoles se acercaron a decirle: “Despide a la gente para que vayan a los pueblos y caseríos a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar solitario”. Él les contestó: “Denles ustedes de comer”. Pero ellos le replicaron: “No tenemos más que cinco panes y dos pescados; a no ser que vayamos nosotros mismos a comprar víveres para toda esta gente”. Eran como cinco mil varones.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: “Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta”. Así lo hicieron, y todos se sentaron. Después Jesús tomó en sus manos los cinco panes y los dos pescados, y levantando su mirada al cielo, pronunció sobre ellos una oración de acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos para que ellos los distribuyeran entre la gente.
Comieron todos y se saciaron, y de lo que sobró se llenaron doce canastos.